24 marzo, 2024

Catedral de Caracas se estremeció con el Réquiem de Mozart

El Coro de la Fundación Compañía Nacional de Música (FCNM) y la Orquesta Filarmónica Nacional de Venezuela (OFN) unieron su sonoridad para ofrecerle a Caracas, este domingo 24 de marzo, un majestuoso concierto escenificado en la Catedral Metropolitana de Santa Ana,​ o como se le conoce popularmente la “Catedral de Caracas”.

Esta presentación estuvo dirigida por el maestro Ángel Rengifo Mendoza y contó con la intervención de la soprano Karibay Graterol, la mezzosoprano Amelia Salazar, el tenor Marlon Olivera y el bajo Fernando Lentini, en el contexto del primer aniversario del Coro de la FCNM.

La obra Requiem es una misa de Wolfgang Amadeus Mozart, basada en textos en latín para el acto litúrgico católico celebrado tras el fallecimiento de una persona. Es la decimonovena y última misa escrita por Mozart, que murió en 1791 antes de terminarla, siendo concluida por el compositor Franz Xaver Süssmayr, según las indicaciones que recibió del autor.

Antes de la presentación, el presidente de la Fundación Compañía Nacional de Música, Alí Alejandro Primera, saludó a la feligresía que se había congregado para este acto y recordó los acontecimientos que rodearon al Requiem cuando fue ejecutado para rendirle honores a los restos del padre de la patria Simón Bolívar.

Una hora y diez minutos fueron dispuestos para tan solemne acto que, a casa llena, fue disfrutado por las y los asistentes que aplaudieron una obra muy importante, organizada para estos tiempos de cuaresma y que el párroco de la Catedral de Caracas, Pbro. Juan Carlos Silva, indicó haber disfrutado por la perfecta ejecución de los tiempos en latín.

“Yo soy músico de órganos y conozco del área musical y estoy muy agradecido con la Orquesta y el coro por este acto que le han regalado al pueblo de Caracas”, indicó el padre Silva. Ya es tradicional para la Orquesta Filarmónica Nacional realizar este tipo de conciertos sacros en homenaje a la conmemoración de la muerte de Cristo.

         

Texto: Alexander Vivas

Fotos: Laurys Salamanca